domingo, 21 de febrero de 2016

En The Organic Spa, el mejor sitio de masajes de Madrid

¡Hola! hoy os cuento mi experiencia en el Organic Spa de Madrid.

Todo empezó hacia Año Nuevo, cuando recibí una felicitación de Navidad por correo postal de mi muy querida amiga Mar.

Hacía unas semanas que había hecho algo por ella, y me escribió desde el corazón la nota más bonita de agradecimiento que os podáis imaginar. Tanto, que hizo que me saltaran las lágrimas.

Y ahí me tenéis tan emocionada pensando en llamarle para darle las gracias por el cariño con que me había escrito, cuando reparé en que dentro del sobre había algo más: un vale regalo para un masaje "Sensación purificante" en el Organic Spa.
El vale que me regaló mi amiga Mar para The Organic Spa


¿¿Organic Spa?? No he estado nunca, pero me suena haber visto que hablaban de él en alguna revista tipo Vogue o Elle, de las que ojeo cuando estoy en la consulta del médico.

Como en el vale viene la dirección web, me meto a curiosear, y todo tiene una pinta increíble. El sitio parece muy lujoso. ¿será así de bonito también en realidad?

Flipo con Mar... ¡vaya regalazo me hace! Ya sí que me quedo sin palabras para decirle, y "muchísimas gracias" se me queda muy corto.

Lo que incluye el tratamiento que me regaló Mar, según aparece en la web


Pido cita justo para unos días antes de mi cumpleaños, para despedirme del año de mi vida que termina... o como me dice Mar, para dar la bienvenida al nuevo año.

Por teléfono me piden el número de referencia del vale, y el día antes me llaman para confirmar la cita.

Y allí que me presento el domingo (sí, abren los domingos también). Voy en metro hasta Núñez de Balboa, bordeo la preciosa embajada italiana en Madrid, ando por las calles que a esas horas están muy tranquilas, y entro en el spa.

Entrada del The Organic Spa, en la calle Lagasca de Madrid

La recepcionista es una chica tailandesa, como todas las que me encuentro en este spa.

Mientras atiende a una pareja y les toma los datos, curioseo en la recepción. Es amplia, un poco oscura para mi gusto, y en los estantes del lado derecho hay aceites de masaje y cremas a la venta. Y todos huelen genial.

Por fin es mi turno. Doy el vale a la recepcionista, apunta mi nombre en una ficha, y me pregunta si hay alguna zona que no se me pueda tocar, por ejemplo por tener alguna lesión. También me pregunta si prefiero que sea un masaje suave, intenso o medio, y si quiero que insistan en alguna zona en concreto, o si dejo que la masajista decida según vea donde hay tensión muscular.

Me señala una bandeja con 3 frasquitos de porcelana, y con el tapón me va poniendo un poco del contenido de cada frasquito en el dorso la mano.

Es aceite de masaje, cada uno de un olor distinto, para que pueda elegir.

Los tres frasquitos con aceites esenciales. Los cuencos tienen dos tipos de exfoliantes


El primero es de jazmín, el segundo de limón, y el tercero de geranio. Me cuesta mucho decidirme; los tres huelen maravillosamente bien. Se nota que es aceite de calidad y con fragancias naturales, no químicas.

Me encantan los olores cítricos y estoy muy tentada de coger el de limón. Pero finalmente elijo el de geranio, por la novedad.

Una vez elegido, me pregunta si quiero tomar té o agua, y si quiero ir al baño antes del tratamiento.

La chica me pide que la acompañe por un pasillo muy amplio y apenas iluminado por velitas en el suelo, y me lleva a una estancia enorme, tenuemente iluminada por luces en el techo, con un jacuzzi en un lado de la estancia, y 2 camillas de masaje y un tocador en el otro. Y entre medias, dos sillas de aspecto lujoso.
Al lado del tocador, hay una ducha muy espaciosa.

La sala de masaje en la que estuve, con jacuzzi; es la que sale en casi todas sus fotos publicitarias
 La recepcionista me dice que me tengo que desvestir, ponerme una braga desechable que me da, dejar los objetos de valor en una caja de madera, y cuando esté lista tengo que tocar una campanilla para que vengan.
Las camillas de masaje en la misma habitación que el jacuzzi; la puerta del fondo es la de la ducha

Detalle de la caja para guardar mis cosas, la braga desechable y la campanilla
Detalle de la ducha. Por dentro es 3 veces más grande que lo que se ve en esta foto

A continuación, sale y cierra la puerta para que me pueda desvestir. Saco varias fotos deprisa para el blog, tomo un par de sorbos del té que me han dejado, y  me desvisto corriendo para no perder el valioso tiempo del masaje.

Me siento en el borde de una camilla, toco la campanilla y unos segundos después viene llega la masajista. En cuanto entra, me cubro el pecho pudorosamente con el brazo, y ella, como si ya estuviera más que acostumbrada a esa reacción, con una sonrisa coge una bata y me ayuda a ponérmela sin decir una palabra.

Me invita a sentarme en una silla, a cuyos pies hay preparados unos cuencos:

La silla para el Ritual de lavado de pies del principio. En la silla de la izquierda está el té de bienvenida que me sirvieron
Detalle de la bandeja preparada para el lavado de pies, con toallas, exfoliante, sal y rodajas de limón
La bandeja con té que me dejaron en la sala

La masajista se arrodilla sobre un cojín, vierte la sal y las rodajas de limón, me pide que meta los pies, y me hace una pequeña exfoliación. Me aclara los pies, me los seca rápidamente con una toalla, y me invita a tumbarme boca arriba en la camilla.

En total, el lavado de pies de bienvenida ha debido de durar unos 3 minutos. Me quito la bata, y me tumbo mientras la masajista baja la intensidad de la luz. Me tapa con una sábana dejando descubierta sólo la parte que va a tratar en ese momento, y justo antes de empezar me pregunta si quiero que el masaje sea más o menos intenso.

Me llama la atención que bajo la camilla, a la altura del agujero que hay para colocar la cabeza, han puesto un cuenco con agua y flores frescas, para que tengas algo bonito que ver mientras estás boca abajo. Si es que aguantas despierta y no te duermes, claro.

Lo que se ve desde el agujero para la cabeza de la camilla de masaje
Detalle de las flores bajo la camilla. Me pareció precioso :-)

El masaje comienza por los pies, y se nota que es una verdadera profesional. Sus manos expertas se deslizan por mis pies y piernas relajando a fondo los músculos.

He ido a MUCHOS sitios de masaje, pero en ninguno he sentido unas manos tan diestras como aquí.

La mayor diferencia que he notado respecto a otros masajistas, es que en otros sitios notas que tienen tiempos muy estipulados, que si por ejemplo tienen previsto que el masaje de la espalda ha de durar 10 minutos, da un poco igual si te relajas o no, no van a estar más tiempo de esos 10 minutos aunque tengas los músculos muy contracturados.

Aquí, sin embargo, da la impresión de que se toman todo el tiempo del mundo para que te relajes a fondo.

Noto que mi cuerpo se va aflojando con los pases expertos, y cada extremidad empieza a pesarme una tonelada; igual que cuando estás en un sueño profundo y reparador. Es una experiencia  increíblemente desestresante. Y la suave música de fondo tipo new age también ayuda.

De las piernas pasa a la espalda, y de ahí a los brazos y los hombros.

 Me pide que me de la vuelta en la camilla, y tras cubrirme otra vez con la sábana, vuelve a masajearme de abajo a arriba. No me toca ni la tripa ni el pecho. Estoy a punto de quedarme dormida, cuando me pregunta con voz suave sobre mi tipo de piel, para el tratamiento facial.

Se lava las manos para no pringarme la cara con el aceite de masaje corporal, todo un detalle. La oigo trajinar con las cremas del tocador, pero no vuelvo la cabeza para mirar, el cuerpo me sigue pesando una tonelada mientras sigue relajándose por el efecto del masaje que me acaba de dar.

Me coloca una banda de tela en la cabeza para apartar el cabello, y lo coloca bajo la banda con mimo, casi como una caricia.

Me pone crema limpiadora y la retira con cuidado, luego aplica un exfoliante suave en la cara con mucha delicadeza, y lo retira con paños húmedos, resulta muy agradable.

Los productos del tocador que usaron para el masaje facial

A continuación, empieza a aplicarme una crema facial con ligeros toques y.... ya no recuerdo más, me relajó tanto que me quedé dormida.

Me desperté hacia el final del masaje facial. No sabría decir si había pasado 1/2 hora o 5 minutos; aunque luego a la salida, por la hora que era, sí que debió tirarse 1/2 hora larga. Pero vamos, con lo profundamente dormida que me quedé, bien podían haber sido sólo 5 minutos y ni me hubiera enterado de que habían estado menos tiempo del que indicaba el vale.

Me retira el exceso de crema con un paño, la oigo lavarse las manos, y me quita la banda de tela que me puso al principio para retirar el cabello.

Vaya, qué pena, se acabó lo bueno, ahora toca despertarse del todo, con lo a gusto que estaba.... pues no, resulta que aún no ha acabado lo bueno.....

Tras quitarme la banda de tela, me empieza a echar el cabello hacia atrás como si lo estuviera atusando, y con cada pasada ejerce cada vez más presión con la yema de los dedos sobre el cuero cabelludo, hasta que me doy cuenta de que lo está masajeando también.

Ah... ¿ésto incluía masaje en la cabeza? Vaya, no recuerdo haberlo leído en la web, pero me encanta.

Es una sensación sorprendente: el masaje que me está haciendo en la cabeza me relaja mucho y a la vez ayuda a que me despierte del todo y con mucha paz.

Me dejo hacer, mientras pienso lo maravilloso que sería despertarse todos los días así.

Cuando ya me ha conseguido despertar del todo, me hace sentarme en la camilla, se coloca detrás de mí y empieza a darme un masaje con los antebrazos sobre los hombros. Cuando termina, me ayuda a colocarme la bata del principio, me pregunta si quiero agua o té, y me deja sola para que me vista.

Ha sido increíble. En menos de 2 horas, ha conseguido que me sienta tan relajada como cuando estuve 3 semanas de vacaciones en verano.

Y ha sido el masaje más completo que me han dado nunca. No sales con la típica sensación de otros sitios de "Hubiera estado bien un poquito más, se me ha quedado corto; aún tengo un poco de contractura". Tanto la duración como la pericia de la masajista son absolutamente perfectos. Y sales relajada como nunca antes.


Salgo a la recepción, y remoloneo un poco, me cuesta irme de un sitio donde he estado tan a gusto. Hago algunas fotos más para este post, y salgo a la Milla de Oro, que está justo al lado, con la sensación de ir casi flotando y en la más completa paz.

Pregunté a la recepcionista, y me dijo que aunque el centro lleva la palabra spa, no tiene zona de aguas termales, aparte del jacuzzi de la sala en la que estuve. Es un centro sólo de masajes.

Éso sí, os aseguro que son los mejores masajes de Madrid.
Recepción de The Organic Spa
Aceites esenciales y crema de manos y corporal, a la venta en The Organic Spa
Nota de agradecimiento de Cindy Crawford a The Organic Spa por lo bien que la mimaron. Estas supermodelos sí que saben dónde ir....

Cartel a la salida de The Organic Spa

(Muchísimas gracias Mar, de verdad. Vaya regalazo que me hiciste).

Dónde: Spa Organic.
Calle Lagasca 90, teléfono 91 577 56 70 web http://www.theorganicspamadrid.com


4 comentarios:

  1. ayyyyyy.....cómo me alegro de que te gustara!
    Lo elegí con mimo, era difícil decidirse entre tantos tratamientos.
    No es nada para lo que te mereces ;-)
    Besitos,
    Mar

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    1. Lo difícil es encontrar una amiga tan maravillosa como tú. Muchísimas gracias de nuevo, un beso enorme! :-)

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  2. Increíble post de tu experiencia en el MARAVILLOSO The Organic Spa, Darrell. ¡Qué detalle! :-)

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    1. Muchas gracias Elena! Y sí que es maravilloso, sí... en cuanto pueda repito!

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